PRESENTACIÓNMuseu Comarcal de Cervera: del 18 de febrero al 24 de abril de 2011
Inauguración: 18 de febrero de 2011 a las 20h
Museu Comarcal de l’Urgell-Tàrrega: del 6 de mayo al 12 de junio de 2011
Inauguración: 6 de mayo de 2011 a las 20h
Museu Comarcal de la Noguera: del 22 de junio al 21 de agosto de 2011
Inauguración: 22 de junio de 2011 a las 20h
Museu de Lleida: del 6 de setiembre al 13 de noviembre de 2011
Inauguración: 6 de setiembre de 2011 a las 20h
La exposición está organizada por la Xarxa de Museus de Lleida i Aran,
Museu Comarcal de Cervera , Museu de l’Urgell de Tàrrega,
Museu de la Noguera de Balaguer y el Museu de Lleida.
Cuenta con la colaboración de la Diputació de Lleida, Ajuntament de Lleida,
Consell Comarcal del Segrià, Paeria de Cervera, Ajuntament de Tàrrega,
Ajuntament de Balaguer, Bonart Cultural i Galleria Il Torchio – Costantini.
La exposición cuenta con la esponsorización de Martínez + Franch, Ros Roca Group,
Alfa Wassermann, Perla de Segre, Col·lecció Gelonch Viladegut i Bama – Geve.
Una apuesta de los museos de Lleida y una propuesta creativa de Joanpere Massana
Carme Bergés Saura
Red de Museos de Les Terres de Lleida y Aran
La apuesta
Hace tan solo un año presentábamos el Plan Estratégico de la Red de Museos de Les Terres de Lleida y Aran, que establecía las líneas directrices sobre las que debíamos trabajar un conjunto de museos a los que, a pesar de ser distintos en cuanto a estructura, contenido y alcance, nos une una misma voluntad de vivir en y por un territorio concreto.
Por un lado, somos plenamente conscientes —y así lo demuestra la tarea realizada históricamente por todos y cada uno de los museos que formamos parte de la Red— de la necesidad de conservar, estudiar y difundir nuestro patrimonio existente. Por otro lado, sin embargo, queríamos ir un poco más allá, no solo en el diseño de nuevas actividades, más atractivas y que implican un trabajo en equipo, sino también en nuestras atribuciones.
Queremos crear nuevos puentes de diálogo entre las instituciones museísticas, entendidas como vigías expertos del patrimonio, y los creadores que viven y trabajan en Cataluña, entendidos con una doble condición de creadores —con carácter universal— y representantes y/o embajadores de un territorio propio y común.
En este contexto se plantea la iniciativa que ahora os presentamos. Con la exposición del artista de Ponts, Joanpere Massana, iniciamos un ciclo que, año tras año, debe convertir las salas de exposiciones de los diferentes museos que conformamos la Red en escenario y plataforma de las propuestas artísticas actuales con la firme voluntad de convertirnos en apoyo y a la vez impulso para nuestros creadores.
La propuesta
«Del llibre de l’aigua: com a titelles», de Joanpere Massana
Observando la obra de Joanpere Massana me han venido involuntariamente a la memoria dos palabras de enunciado bien sencillo, pero de contenidos múltiples y ricos: viaje —como búsqueda interior del artista y hallazgo sensitivo y emotivo del espectador— y geografía, o mejor en plural, geografías —que se construyen sobre elementos físicos reconocidos para mostrarnos retratos interiores en los que reflejarnos.
Tal vez es raro, pero así me ha gustado definir este libro pintado: como una invitación a acompañar al artista en su viaje, que será también el nuestro, y que nos llevará desde la infancia —personal pero también la primera edad del hombre— hasta la vejez por unas geografías —físicas y sensitivas— muy propias pero a la par universales.
El juego propuesto por Joanpere Massana, de repente, resulta evidente. No hay uno sin el otro, no hay negro si no es sobre blanco, no hay quietud sin tormenta, no hay viaje sin puerto, ni movimiento sin parada… y así podríamos continuar hasta descubrir todas y cada una de las obras que forman esta edición del libro del agua. Al transcurso del tiempo o al agua que corre se contrapone la permanencia de las cosas o el ancla del barco. Al peluche suave y blanco que define una infancia ingenua se contrapone el acero duro y frío que define el paso del tiempo y la pérdida de una ya añorada inocencia. Al concepto de viaje-barco (movimiento positivo) se contrapone el ancla (¿prejuicios, valores enquistados que no nos dejan avanzar…?). A la fluidez tranquila del agua o del guijarro que flota y coge forma se contrapone la piedra que pesa y cae dejando huella. Al descubrimiento y la curiosidad constante, la certeza.
En definitiva, toda una serie de iconos que constituyen un verdadero diccionario intelectual propio con el que el artista juega para definir un universo en constante diálogo.
Este «Del llibre de l’aigua: com a titelles» [‘Del libro del agua: como títeres’] es el último capítulo de un libro total que ha ido desarrollándose, creciendo y reescribiéndose desde que en 2007 se presentase en Nápoles su primera entrega bajo el título genérico de «Il libro dell’acqua». Joanpere Massana cierra, pues, un ciclo más en su trayectoria, podría decirse bibliófila (y sigo en este caso fielmente la entrada que aparece en el diccionario: ‘edición especial por determinadas características de rareza, de encuadernación, de ilustración, etc.’).«El llibre de l’aigua» [‘El libro del agua’], en sus diferentes ediciones de 2007 a 2011; «El llibre dels arbres» [‘El libro de los árboles’], 2006; «Lo llibre dels núvols» [‘El libro de las nubes’], 2004; «Un llibre per la Jana» [‘Un libro para Jana’], 2003, y «Lo llibre dels jocs» [‘El libro de los juegos’], 2002, son sus particulares ediciones altamente trabajadas hasta detalles sutiles y exquisitos como la simulación de encuadernaciones, los tipos de papeles y los formatos utilizados en una simbiosis perfecta con la propia obra.
Joanpere Massana es, además y tal y como demuestra su trabajo artístico y profesional, un gran y experto conocedor de los lenguajes artísticos que, a lo largo de nuestra historia más reciente, han traducido las inquietudes y necesidades de una sociedad en constante movimiento y transformación.
El expresionismo abstracto, con un carácter más simbólico que con la visceralidad que caracteriza este movimiento, parece orientar su obra que, sin embargo, bebe de otros conceptos aprendidos. Desde un conceptualismo que preconizaba la actividad reflexiva que puede y debe propiciar el objeto artístico hasta la importancia del proceso de transformación, de la manipulación de los materiales, para llegar a nuevas construcciones que definen el arte pobre o los nuevos comportamientos derivados de movimientos más recientes, que se postulan por una revisión de la noción más tradicional de espacio artístico donde se inscribe la acción desacralizante del collage o las más variadas formas de instalaciones e intervenciones artísticas actuales.
A todo esto hay que añadir una mirada propia que ha sabido crear un lenguaje personal que combina, sin que nos demos cuenta, formas de un gran lirismo con elementos contundentes. Una vez más, lo que definíamos al inicio de este escrito: a la poesía y al intimismo —formas sutiles, colores suaves, líneas sugerentes— se contrapone la dureza —iconos claros y aislados que se imponen en el espacio, colores oscuros, introducción de elementos texturados.
El encanto de la obra que compone este libro y, por lo tanto, del lenguaje personal de Joanpere Massana radica precisamente en una sabia y sutil mixtión técnica y conceptual. El papel será el soporte idóneo para la aparición de elementos externos —resinas, barros, hilos, cristales…—, pero no el único, ya que Massana trabaja también sobre madera y tela, al tiempo que construye nuevas escenografías que invaden el espacio museográfico en instalaciones con una fuerte y agridulce carga poética. La creación de arquetipos será también una constante casi omnipresente en la obra de este artista —el ancla, la raíz, el número, el peluche, la casa: un intento de englobarlo todo en iconografías llenas de significado que nos recuerdan nuestros vínculos (culturales, familiares, emocionales) y nuestras ganas de navegar por mares desconocidos en una búsqueda tenaz.
Así pues, confiamos que este viaje que iniciamos hoy con «Del llibre de l’aigua» de Joanpere Massana se convierta en un hito importante, pero no el último, de una larga y provechosa búsqueda sobre las propuestas artísticas de nuestros creadores actuales.
Al fin y al cabo, el viaje no empieza cuando nos ponemos en ruta, ni acaba cuando alcanzamos el destino. En realidad empieza mucho antes y prácticamente no se acaba nunca porque la cinta de la memoria no deja de girar en nuestro interior por más tiempo que lleve nuestro cuerpo sin moverse de sitio. […]
[…] un viaje […], el cual ha de ser entendido como un esfuerzo e indagación, como un intento de conocerlo todo: la vida, el mundo, a sí mismo.
Ryszard Kapuscinski, Viajes con Heródoto